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  • El informe Perspectivas económicas de América Latina 2021 (LEO) analiza cuestiones críticas relativas al desarrollo sostenible e inclusivo en América Latina y el Caribe (ALC). Desde su primera edición en noviembre de 2007, este informe anual compara el desempeño de ALC con el de otras regiones, analiza los principales retos en materia de desarrollo y plantea recomendaciones, experiencias y buenas prácticas para la elaboración de políticas públicas.

  • América Latina y el Caribe (ALC) ha sido la región más afectada por la pandemia y apenas está saliendo de la que es la recesión más profunda de su historia reciente. Aunque las respuestas de política pública fueron rápidas y proactivas desde el comienzo del coronavirus (COVID-19) y se evitaron escenarios más pesimistas, la pandemia ha dejado grandes cicatrices, especialmente en los grupos más vulnerables, en particular, mujeres y jóvenes. Sigue siendo necesario actuar de manera urgente y decidida para superar la pandemia, mitigar sus consecuencias socioeconómicas a largo plazo y sentar las bases de un futuro mejor.

  • El informe Perspectivas económicas de América Latina 2021 (LEO) identifica y analiza los pilares fundamentales para que en América Latina y el Caribe (ALC) la recuperación de la pandemia del coronavirus (COVID-19) sea sólida, sostenible e inclusiva. En este sentido, el LEO plantea mensajes en materia de políticas públicas para avanzar juntos hacia una mejor recuperación.

  • El informe Perspectivas económicas de América Latina 2021 (LEO por sus siglas en inglés) presenta políticas para una recuperación fuerte, sostenible e inclusiva en América Latina y el Caribe (ALC). Este resumen presenta los principales resultados del informe. El LEO 2021 evalúa el fuerte impacto socioeconómico y las respuestas de política a la crisis del coronavirus (COVID-19) y la forma en que la pandemia ha agravado las trampas de desarrollo existentes en la región. Igualmente, el reporte analiza cuáles han de ser los pilares fundamentales para la recuperación. Estos incluyen: i) el fortalecimiento de las finanzas públicas para apoyar la inversión productiva y el gasto social, así como un modelo más sostenible de financiamiento para el desarrollo; esto requerirá la aplicación de políticas fiscales holísticas, secuenciales y consensuadas; ii) el desarrollo de sistemas de protección social más fuertes y la mejora de la calidad de los servicios públicos, aprovechando las lecciones aprendidas a raíz de las medidas innovadoras de política social adoptadas durante la crisis; iii) el diseño de una estrategia productiva regional para aumentar la competitividad y el empleo formal; y iv) crear un consenso entre todos los actores de la sociedad sobre las reformas necesarias para la recuperación y para un desarrollo inclusivo y sostenible, a través de un contrato social renovado que sea justo, legítimo y estable, y que ponga el bienestar de los ciudadanos en el centro de las políticas públicas. En el ámbito internacional, el LEO explora la importancia de construir alianzas internacionales renovadas que respondan a objetivos de desarrollo específicos para facilitar la recuperación.

  • La crisis del coronavirus (COVID-19) ha tenido un enorme impacto socioeconómico en los ingresos y las condiciones sociales en América Latina y el Caribe (ALC). Aunque se espera un crecimiento positivo para 2021, no se espera que se alcancen los niveles de PIB per cápita anteriores a la crisis hasta 2023-2024. En el corto plazo, las políticas de demanda deberían seguir desempeñando un papel fundamental para garantizar una recuperación sólida e inclusiva. Tras resumir el contexto internacional al que se enfrenta la región, el capítulo presenta el desempeño económico de ALC y los principales factores que afectan el ritmo y las características de la recuperación, centrándose en particular, en la política fiscal. Asimismo, pone de relieve las consecuencias sociales de la crisis y la importancia de destinar una mayor financiación para crear las condiciones necesarias para proteger a las poblaciones más vulnerables y orientar las políticas en dimensiones fundamentales como la informalidad de los hogares.

  • La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha golpeado una estructura social extremadamente vulnerable en América Latina y el Caribe (ALC), provocando un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad y poniendo de relieve la urgencia de superar la trampa de la vulnerabilidad social. La crisis reveló que los mecanismos actuales de protección social en la región son insuficientes debido a la informalidad laboral generalizada, que afecta a más del 50% de los trabajadores. Además, el predominio de las brechas de género en el mercado laboral y la mayor presencia de mujeres en los hogares más pobres siguen siendo retos estructurales. Este capítulo aborda la necesidad de avanzar hacia sistemas de protección social universales, promover alternativas para la formalización del empleo y reducir las brechas de cobertura social con el fin de proteger a los que se encuentran afectados por múltiples factores de vulnerabilidad, en particular la población vulnerable al cambio climático, las mujeres, los inmigrantes, los jóvenes y los estudiantes desfavorecidos. Este capítulo también muestra el vínculo entre el cambio climático y la desigualdad y cómo los sistemas de protección social pueden ayudar a promover una recuperación verde en la región. Asimismo, resalta la necesidad de mejorar la calidad y el acceso a los servicios públicos básicos, especialmente salud y educación.

  • La crisis del COVID-19 ha reforzado los argumentos en favor de mejores capacidades de producción y cadenas de valor regionales más sólidas en los países de América Latina y el Caribe (ALC). Antes de la pandemia, la región ya mostraba un bajo crecimiento de la productividad y una brecha cada vez mayor con respecto a las economías desarrolladas. La pandemia ha acentuado su dependencia de la producción internacional en un momento en el que muchas economías han padecido escasez de productos importados. Para fomentar una mayor integración regional y aumentar el crecimiento de la productividad, la región tendrá que promover cadenas de valor regionales realizando importantes esfuerzos en el ámbito de las políticas industriales y potenciando la convergencia entre las diferentes instituciones y mecanismos de integración existentes. Algunos sectores clave, como el farmacéutico, el automotriz, las energías renovables, la economía circular o la agricultura sostenible, atesoran un gran potencial. El impulso de la transformación digital y el desarrollo de un mercado único digital también podrían desempeñar un papel importante para impulsar la productividad y promover las cadenas de valor regionales.

  • El descontento social observado en las protestas que se han producido en la región, la desconfianza en los gobiernos y las demandas por mayores reformas democráticas venían aumentando en los años previos a la crisis del COVID-19. A su vez, la pandemia está poniendo a prueba la resiliencia de América Latina y el Caribe (ALC) y generando mayor presión sobre el descontento social. Estos fenómenos subrayan la necesidad de renovar el contrato social en ALC para superar los desafíos estructurales a los que se enfrenta, y para promover una recuperación sólida, inclusiva y resiliente de la crisis del coronavirus. Ese nuevo contrato social conlleva un amplio consenso entre los diversos sectores de la sociedad. De hecho, el nuevo contrato social se puede alcanzar a través de pactos concretos en ámbitos específicos (p. ej., el pacto fiscal) entre las diferentes partes interesadas (ej., el gobierno, la sociedad civil, los sindicatos, el sector privado). Alcanzar pactos justos, legítimos y estables requerirá la participación en procesos de formulación de políticas abiertos e inclusivos; y la implementación de políticas sólidas de integridad pública para evitar el riesgo de captura de políticas por parte de las élites poderosas. Además, para alcanzar acuerdos estables y duraderos, será fundamental prestar atención a la economía política de las reformas.

  • Este capítulo analiza las implicaciones de la crisis del coronavirus (COVID-19) para la cooperación internacional, en un momento en el que las interconexiones entre el descontento nacional en los países de América Latina y el Caribe (ALC) y las dinámicas globales nunca han sido más claras. Las instituciones públicas están operando con un margen de maniobra reducido para responder a las necesidades de los ciudadanos dado el actual modelo de globalización. En este contexto, los países de ALC deben establecer un nuevo contrato social que les permita salir de la crisis, al tiempo deben perseguir un enfoque de Desarrollo en Transición, que aborde las trampas de desarrollo de la región y contribuya a una mayor sinergia entre la formulación de políticas nacionales y la cooperación internacional. Este capítulo presenta tres prioridades clave para reforzar el papel facilitador de la cooperación internacional en el impulso de la recuperación de ALC, en un momento en el que los gobiernos se enfrentan a retos y prioridades cada vez más compartidos, desde la inclusión social y el empleo hasta el cambio climático o la transformación digital. Los países de la región deben explorar alianzas internacionales basadas en propósitos claros con un enfoque multidimensional del desarrollo; una mayor cooperación regional; y una combinación equilibrada de herramientas de política, que incluya: financiación sostenible e innovadora, reglas y estándares globales, cooperación técnica y diálogos de política.

  • Antes de la pandemia del COVID-19, las economías de los países del Caribe se caracterizaban por un modesto crecimiento económico, un elevado endeudamiento, una considerable vulnerabilidad ante diferentes riesgos —en particular, los riesgos naturales— y la dependencia del turismo y las importaciones de alimentos.Pese a que estos países presentan heterogeneidades, la mayoría comparten desafíos estructurales que se han visto agravados por la pandemia, ya que se ha intensificado la magnitud de estas dificultades persistentes. En este capítulo se analizan las principales repercusiones de la crisis en la subregión del Caribe, centrándose en la forma en que ha afectado a las vulnerabilidades estructurales y analizando las políticas implementadas como respuesta a la crisis, así como los principales ámbitos de acción estratégicos para lograr una recuperación resiliente, inclusiva y sostenible.